Llevaba tiempo con ganas de hacer un curso de posturología. A diario veo pacientes con dolor de cabeza, de cervicales, de espalda, mareos o vértigos y me cuesta saber cuál es el origen de su malestar.

    La posturología es una especialidad de la ciencia de la salud que estudia el sistema postural del ser humano en relación a su entorno: regulación, adaptación tanto en equilibrio estático como dinámico así como las formas de tratamiento.

    De nuevo se hace imprescindible que los profesionales sanitarios colaboremos y derivemos a los pacientes para entre todos darle una solución a sus molestias.

    Muchas de estas molestias se deben a las malas posturas que adoptamos durante la conducción, en el trabajo (de pie o sentado), viendo el televisor, leyendo, haciendo deporte, planchando…

    El origen de esa mala postura puede ser visual, mi área. Una adaptación a un estrabismo, a un ojo vago, a un astigmatismo, por reflejos primitivos sin integrar. Malas posturas al escribir. Otras veces es de origen odontológico, la boca se mueve gracias a una de las musculaturas más potentes del cuerpo. Puede ser de origen vestibular, el oído o podal.

    Son los posturólogos quienes estudian cuál es el origen y derivan a los profesionales en cuestión para de forma sencilla aliviar esos síntomas.
    Aunque yo sólo trabajo sobre mi área me parece imprescindible conocer las bases de la posturología y poder remitir a un posturólogo de referencia o a odontólogos, podólogos que sepan de posturología, no todos tienen esta formación. Tienen que tener formación en posturología y valorar y tratar a la persona en su globalidad.

    Las informaciones que provienen de los pies, de los ojos, del sistema vestibular y del somatosensorial (boca) son analizadas por el sistema nervioso y dan como resultado el ajuste de los músculos posturales para que el centro de gravedad del cuerpo sea mantenido lo más cerca posible de la posición correcta.

    Aunque más adelante escribiré sobre hábitos posturales os adelanto algunos que son sencillos de llevar a cabo y procuran un buen hábito sobre todo entre los más pequeños:

    • Muebles de tamaño equivalente al del estudiante.
    • Pies apoyados en el suelo.
    • Estudiar con atril, también a la hora de escribir, como hacían nuestros abuelos que tenían mesas inclinadas.
    • Luz ambiental en toda la sala y sobre el texto en cuestión.

    Si los síntomas persisten, consultar a un profesional.