Sea cual sea el área, realizar un proceso de terapia no es algo fácil. Supone darse cuenta de que algo no va bien tener la voluntad y la motivación de ponerse a trabajar para “romper el esquema actual y crear uno nuevo más eficiente.

    Cuando además el cambio va a ser de por vida, cuando el aprendizaje va a ser duradero porque se trabaja sobre la neuroplasticidad del cerebro además, hay que contar con tiempo y saber que la evolución no es siempre creciente, hay épocas de estancamiento hasta que al final despegamos y es el momento de finalizar.

    Cosas que hacen más lento el proceso:

    • Nivel de estrés del paciente y cuando son niños también de sus padres.
    • Importancia que se le dé a estas sesiones y los ejercicios que tienen que hacer en casa.
    • No confiar en l@ terapeuta.
    • Combinar con poco criterio el tratamiento de oftalmólog@ y optometrist@ del desarrollo.
    • Alimentación: esta influye directamente en el cerebro y en su capacidad para lograr que los cambios se graben más rápido y mejor.
    • Capacidad para entender el objetivo del proceso y de cada ejercicio.
    • Capacidad para entender la forma de trabajar. Esto es una terapia de pensar y a través del pensamiento es como se consigue la mejora.
    • Motivación. Esto es algo interno de cada uno, aunque el terapeuta puede ayudarte en parte a mantenerla.
    • Falta de conexión entre paciente y terapeuta.
    • Querer avanzar con prisas.
    • Autoestima del paciente: hay niños que cuando llegan a nosotros ya son muy conscientes de sus dificultades, ya han penado por ello, ya se les ha tachado de vagos.
    • Comprensión por parte del equipo docente de sus dificultades. Frustrarles, bloquearles, renegarles, no integrarles en el grupo…. dificulta el avance.
    • Regañarles por cometer errores cuando no saben ni pueden hacerlo de otra forma.